enero 23, 2008

"Y no volví más a tu puesto del rastro a comprarte corazones de miga de pan, sombreritos de lata. Y ya nadie me escribe diciendo "no consigo olvidarte, ojala que estuvieras conmigo en el rio de la plata""

...Y si estaban esperando que posteara mis vacaciones, mi bonito viaje a Europa... nada más lejos. Europa se cuenta face to face y a medida que me voy acordando de las cosas.

Y aqui me encuentro, asexuado (lo que no es sinónimo de gay, sino que en período de despreocupación de las féminas, pero no por eso interesado en los adonis), con Sol a las 9 de la noche (a quién se le ocurre...), con unos kilos menos, con aumentos, admirando día a día, cita a cita, más y más a Wilde (no leer "Güilde" como la localidad, sino "Guaild", 'chas gracias), mudado geograficamente en el trabajo, escuchando forró, con el pelo corto, desojeado (sí, estaba ojeado... pero tengo contactos (?)) y una larga lista de etcéteras, que haría pensar a cualquiera que he cambiado. Pero no, uno sigue siendo el mismo (algunos pensarán "Para bien", otros pensarán "Para mal", c'est la vie).

Así que volveré, volveré a escribir, a trabajar (si, va siendo hora de que vuelva a ello...), a enamorarme (con sus consecuentes: desenamorarme y/o no ser correspondido), a odiar (estoy en un momento pacífico donde odio mucho menos cosas, pero uno siempre vuelve, ya sea al primer amor, o al primer odio), a estudiar.
Todo es un continuo volver. He escuchado muchas veces "ya está todo inventado". Puede ser. Pero siempre se puede volver, a lo viejo, a lo ya inventado, y reinventarlo una y otra vez. Y cuando uno vuelve, se fija quienes los esperaron. Puede estar Penélope, tejiendo y destejiendo (o sentada en la estación, con su vestido de domingo), puede haber amigos; deudas (por qué las deudas siempre nos extrañan y nos esperan, y nunca se aburren y se van???); alguna lágrima olvidada, que nos esperó acá, y que sale recién cuando se acuerda que hay cosas que no cambiaron; flores, que habían comenzado a nacer antes de nuestra partida, y que ahora celebran nuestro regreso con los pétalos abiertos; brindis (cómo es el plural?? bríndises???) en copas de vino, de champagne, en chopps de cerveza, brindis cultos y merecedores de ser brindados, brindis inventado con la excusa de hacer el brindis; familia; la almohada (y el colchón, pero sobre todo la almohada); los maloshumores (que, como las deudas, no olvidan y esperan). Son muchas las cosas que nos reciben, y por eso siempre vale la pena volver. Y no hab lo sólo de geograficamente, sino hasta de volver a cometer los mismos errores. Porque hay veces que lo que fue un error, ahora puede ser un acierto, y por eso vale la pena volver a intentarlo.

Slds,

Mr.Net